LAS RUTINAS SON SINÓNIMO DE ORGANIZACIÓN, AUNQUE...
Hay una cuenta en Instagram de una organizadora profesional con más de once mil seguidores que, entre otras cosas, muestra en stories sus rutinas de lavadora y secadora de los fines de semana (sí, durante el confinamiento también lo hace el sábado y el domingo), incluso su rutina de cada noche de dejar recogida la cocina. ¡Y a la gente le encanta! Están tod@s enganchad@s a las stories que se repiten una y otra vez.
Sé por oficio y experiencia que las rutinas son sinónimo de organización. Practicarlas te obliga a tomar las riendas, te ayuda a ser constante. Planificar permite que tu mente descanse, mantiene el orden, controlas el tiempo de dedicación… en consecuencia, hace que te sientas segura.
Tengo que confesar que me asombró la atracción que sienten ciertas personas por este tipo de historias. Me refiero a esa supuesta necesidad de comprobar que los demás siguen esas rutinas, como si no bastara con hacerlo una misma en su casa. Se trata de lo que antes he mencionado: control y seguridad.
Pero…(y esto que te voy a decir te va a sorprender) las rutinas están también para saltárselas. Me explico. Todo llevado al extremo es peligroso. Esta es una máxima que todos conocemos. Por ello si hablamos de control debemos ser cuidadosos. Está bien que sigamos unos hábitos y unas rutinas en nuestro hogar con la limpieza y el orden, como recoger la cocina antes de irse a dormir, tirar la basura todos los días, hacer la cama antes de salir de casa, colocar cada cosa en su lugar, preparar la ropa del día siguiente… (un apunte: tener un plannig de tareas, ayuda). Podemos hacer una lista de tareas rutinarias más o menos extensa dependiendo de las necesidades. Lo que no debemos, y esto es importante, es obsesionarnos. Si un día no podemos cumplir con nuestra rutina por el motivo que sea, no caigamos en psicosis. Todos sabemos que los planes de un momento para otro pueden cambiar, lo hemos comprobado con el parón de la cuarentena, ¿verdad?