soy fan de los detalles, y por esa razón me fijo y me recreo cuando me percato de alguno
Soy de las que se fijan en los pequeños detalles de las casas que visito. En primera instancia hago una especie de barrido visual en todas direcciones para comprobar, en líneas generales, si se ha aplicado una buena distribución de espacios y cuáles son los puntos débiles o erróneos de la vivienda.
Presto mucha atención a los colores, el tamaño de los muebles, el orden, la luz… elementos fundamentales. Pero, como bien he dicho anteriormente, soy fan de los detalles, y por esa razón me fijo y me recreo cuando me percato de alguno. Disfruto cuando en la entrada los propietarios exponen unos cuadros de autor o han colocado con mucho mimo un jarrón con flores frescas, unas velas aromáticas, una alfombra que da la bienvenida al visitante… En el salón está dispuesta una mesita para tomar el café y el sofá te brinda asiento con unos cojines mullidos. O bien he visto un cuarto de baño adornado con un ramillete y un cuenco con jabones que aromatizan la estancia. En la cocina, por supuesto limpia, los tarros lucen ordenados con sus correspondientes etiquetas y sobre la mesa el frutero rebosa de fruta fresca… ¿Qué buena sensación, verdad? Es agradable imaginar tu casa de esta manera.
La existencia de estos detalles de orden, de buen gusto, de armonía, aportan sensación de hogar y dicen de ti. No dudes que esos detalles permanecerán en la memoria de aquellos que visiten tu casa y harán tu día a día mucho más agradable. Por ello es importante dar con las claves para mejorar tu vivienda.